Partiendo de la base en que hay
que lograr un cambio en el sistema educativo y, en él, se incluye la
actuación en las aulas, fomentar el aprendizaje cooperativo es, a
día de hoy, un objetivo a alcanzar.
En las aulas se enseña a leer, a
escribir, a hablar, a escuchar, a calcular, a resolver problemas...
pero estas habilidades no tienen un valor significativo en el niño
si no las utilizan en la vida real, en su día a día interaccionando
con otras personas.
Por eso, no hay que enfocar el
trabajo en equipo como un recurso o un método más, sino el trabajo
en equipo como un contenido que hay que enseñar a los alumnos de la
misma manera que se enseñan las demás habilidades. Enseñarlo para
que puedan utilizar esas habilidades de manera útil y signifiquen
algo en su vida que les pueda ayudar a construir y mejorar sus
relaciones sociales.
Así pues, la educación debe
centrarse en el desarrollo de actividades cooperativas y, además,
enseñar a los estudiantes cómo trabajar en equipo sin olvidar las
otras habilidades (claro está).
Trabajar
en equipo no es, ni más ni menos,
que trabajar
entre sí (más de uno), de forma que cada alumno esté interesado
tanto en su propio trabajo como en el de los demás,
y,
eso es lo que hemos hecho en esta primera práctica. La profesora nos
ha mandado la realización de un trabajo en grupo pero nos ha
proporcionado una guía con una serie de pasos y pautas que teníamos
que cumplir (a eso me refiero con enseñar
a trabajar en equipo). No es como otros profesores que mandan un
trabajo en grupo y sólo se interesan por el resultado final, sin
saber los pasos que cada integrante ha tomado o ha llevado a cabo
para ello, sin preocuparse del proceso
(“un método más”).
Se formaron grupos heterogéneos
y cada uno tenía que elaborar un plan de equipo (supongo que se hará
en cada práctica) en el que se incluían varios puntos a tratar:
- Nombre de equipo
- Roles de cada componente dentro del grupo (responsabilidades): “Los alumnos deben exigirse mutuamente a ejercer con responsabilidad las tareas propias de su cargo. De esto depende, en parte, el éxito del equipo y, por lo tanto, la posibilidad de mejorar su calificación final”.
- Objetivos grupales: “Lo que se quiere conseguir con el proyecto”.
- Compromisos personales: “Lo que normalmente se le da mal a un miembro del grupo y quiere corregirlo”.
- Microtareas en la realización del proyecto: “Las diversas fases o pasos que se han seguido hasta su completa finalización”.
Todos
estos puntos sirven de gran
utilidad para ayudar a los equipos
de aprendizaje cooperativo a autoorganizarse cada vez mejor
(cosa que no habíamos hecho nunca). Son los que nos han enseñado
cómo trabajar de “verdad” en equipo.
A continuación, tuvimos que
diseñar una actividad para alumnos de Educación Primaria basada en
alguna de las técnicas de aprendizaje cooperativo que también
venían en la guía para, después, exponerla a la clase en una
presentación de Power Point (véase comentarios sobre exposiciones
si se quiere saber más).
Las presentaciones, sobre todo
las primeras, estuvieron dominadas por los nervios pero fueron de
menos a más, corroborando la importancia del progreso aunque se han
visto un poco tradicionales debido a lo que nos han acostumbrado
durante toda nuestra vida escolar.
Para terminar, la profesora y
cada grupo han evaluado la exposición de sus compañeros además de
una autoevaluación de cada miembro del grupo por su propio grupo.
Este
modo de trabajar se caracteriza por que todos los miembros tienen
funciones y conocen todo el trabajo, trabajan cara a cara, reconocen
las críticas constructivas (aceptan tanto las positivas como las
negativas) y reflexionan sobre lo realizado para mejorar el
funcionamiento del grupo (evaluación).
Hemos
sido los protagonistas de las clases, nos agrupábamos en grupos y
trabajábamos siempre así. La profesora nos daba total libertad (sin
salirnos de los límites) y las clases pasaban rápidas de manera
amena y entretenidas. No había lugar para el aburrimiento.
A
nivel profesional, y no sólo como docentes, tenemos que aprender a
trabajar en equipo, cooperativa y colaborativamente para la
realización de actividades, proyectos, excursiones, trabajos,
currículos, guías... que sirva para el empleo que cada uno tenga.
Y
ya, como búsqueda de la felicidad, pienso que actuar en grupo aumenta
las satisfacción y el sentirse realizado en mayor medida que hacerlo
individualmente y, eso, lo puedo comprobar con el equipo de fútbol
que entreno. Todos a un fin, aportando su granito de arena de la
mejor forma posible, ayudando al compañero en lo bueno y en lo malo.
En
definitiva, y como bien dice Kagan: "Necesitamos
incluir en nuestras aulas experiencias de aprendizaje cooperativo, ya
que muchas prácticas de socialización tradicionales actualmente
están ausentes, y los estudiantes ya no van a la escuela con una
identidad humanitaria ni con una orientación social basada en la
cooperación. Las estructuras competitivas tradicionales del aula
contribuyen con este vacío de socialización. De este modo los
estudiantes están siendo mal preparados para enfrentar un mundo que
demanda crecientemente de habilidades altamente desarrolladas para
ocuparse de una interdependencia social y económica".